Cuando cometemos errores, cuando nos equivocamos, cuando vamos por el camino incorrecto, ¿cómo nos mira Dios?, ¿qué pasa si no cumplimos con las expectativas de cómo un buen cristiano debería ser y caemos en el camino?
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Cuando cometemos errores, cuando nos equivocamos, cuando vamos por el camino incorrecto, ¿cómo nos mira Dios?, ¿qué pasa si no cumplimos con las expectativas de cómo un buen cristiano debería ser y caemos en el camino?
Muchas veces en mi vida he tenido la esperanza de que algo suceda, pero de la forma que quiero y cuando yo quiero, sin darme cuenta que los tiempos de Dios son diferentes y que ese esperar CON FE debe ser lo que me mantenga.
Él es el resplandor eterno de las almas, enviado por el Padre a la tierra para iluminarnos con la luz de su rostro, para que nosotros, que antes estábamos inmersos en las tinieblas de la tierra, podamos ver las cosas eternas y celestes.
Cuando la vida va mal, cuando parece que sólo llueve en tu interior, cuando buscas felicidad en todos lados y sólo acabas encontrando tristeza, ¿dónde está Dios? ¿Dónde está ese amigo que dijo que te iba a acompañar siempre?
La vida, nuestra vida, es, en sí misma, como un gran mapa repleto de senderos y caminos. Nadie dijo que nuestro caminar por la vida fuera fácil. Debemos tener siempre presente que Jesús no es el camino fácil, pero sí el camino correcto.
¿Te has preguntado alguna vez si la ciencia puede oponerse a la fe? Si miramos el mundo de hoy vemos que presenta un gran dilema: por un lado el ser humano demanda un conocimiento claro y cierto pero sin embargo obtiene confusión.
Quiero hacerme en tu Pascua como María, corazón unificado en búsqueda de la auténtica dirección, del verdadero sentido que orienta su vida y por el que es iluminada.
Los cristianos hemos sido creados para conocer, amar y servir a Dios. Como pescadores de hombres debemos procurar que nuestras parroquias se llenen no de miembros, sino de almas dispuestas, como nosotros, no sólo a acercarse a Él.
Es el tiempo Pascual que todo lo renueva, en él todo florece y trae consigo la capacidad de hacerlo todo distinto, de recrearlo, de embellecer cuanto toca y de cargar de preciosos matices dando sentido a cada minuto de nuestra existencia.
EL SEÑOR HA RESUCITADO. ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! Con este título inicio esta reflexión.
“Tu misión”. ¡Qué imponente puede sonar eso!, ¡qué impactante es pensar que Jesús nos necesita, que quiere que lo ayudemos a salvar a más personas…! Que Dios tenga una misión para nosotros puede dar muchas veces miedo.
En estos tiempos, seguir a Dios no parece estar muy de moda. Es más, ser una buena influencia se considera ser alguien aburrido. Así que, ¿por qué vale la pena ser amigo de éste tal Jesucristo?, ¿por qué vale la pena seguirlo?
Fue el hecho de experimentar la sanación y eliminación de todo lo que nos abate día tras día a través del “Sí quiero” de Jesús, pues Él constantemente sale a nuestro encuentro. La cuestión es preguntarse… ¿realmente yo quiero?
Dios eligió hacernos “socios”. No en sentido comercial. Eligió unirnos íntimamente a su obra de amor. Porque Dios es comunión de amor más allá de lo imaginable. Y no quiere y no “puede” por la entraña de su ser amor hacerlo de otro modo.
No hacen falta grandezas para saber que Dios existe, sólo hace falta un corazón dispuesto a escuchar. Cristo está aquí, pero eso sólo lo puedes creer tú. Así que mira a la cruz, mira a ese amigo que dio su vida por ti.
Al despertarme le doy a Dios, a Jesús y al Espíritu Santo las gracias por haberme llamado a su lado y, sobre todo, por haberme librado de haber llevado una vida insustancial.
Al enfrentarnos a situaciones difíciles el único que está con nosotros siempre es Dios. No hay que olvidarnos de Él nunca, como Él nunca se olvida de nosotros. “Todo pasa, pero el único que siempre está conmigo es Dios”.
Cuando festejamos a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael eso significa que nuestra vida está cuidada. Son seres que se ocupan de cuidarnos, de protegernos y orientarnos; pero siempre respetando nuestra libertad.
Quisiera comenzar encabezando esta sentida y profunda reflexión con dos palabras dedicadas a la figura de San Agustín: Amor y Ciencia, como lenguaje que brota del corazón en forma de saludo y signo.
Con Cristo el lamento se convierte en baile, se devuelve la alegría. Las circunstancias ya no son un yunque porque Él hace nuestra carga liviana. Él nos da paz en medio de la tormenta. Es el pararrayos en la tempestad.
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