Nuestros vecinos y la gente de la parroquia, palestinos cristianos que viven aquí en Betfagé, comentan su temor, cómo las agresiones y segregación se han incrementado y la incertidumbre de qué pasará hace mella en las familias. Todo esto sin excluir la polarización en las redes sociales, la agresividad, juicios y extremismos que vemos en los comentarios de la gente.
Otra cosa que también me sorprende y sacude es la cantidad de gente que vive aquí, no sólo judíos, sino extranjeros que desconocen el drama y los desafíos cotidianos que vive la gente des hace décadas, no desde este sábado que pasó. No obstante se percibe también un fuerte deseo y añoranza de paz. Es mayoría la gente que desea paz y coexistencia en medio de estas dos naciones.
La gente está asustada y también está muy triste. A pesar de las hostilidades entre estos dos países, bueno, a uno de ellos no lo podemos llamar como tal porque ha sido reconocido como país y a pesar de lo complicado de la situación, son muchos, somos muchos los que creen en la paz, los que están trabajando por ella y creando puentes, situaciones y momentos de encuentro, de sanación, de fraternidad y reconciliación, de conocimiento mutuo. Cosas que un muro no puede lograr.
Definitivamente el 2023 es un año sumamente difícil para ambos pueblos. Antes del sábado 7 de Octubre, el 2023 se contaba como el año que más muertes de palestinos había cobrado, no sólo por las fuerzas de defensa de Israel, sino también por civiles Israelíes que viven en los asentamientos ilegales de Palestina Ocupada, también conocida como West Bank, y que violentan a palestinos con armas, piedras o queman sus viviendas y destruyen sus pertenencias. Niños, madres, jóvenes, reporteros se cuentan entre los asesinados. Despojo de familias enteras de sus casas y ocupación ilegal de la tierra. Menores y adultos en prisión y sin juicio, muchos de ellos por arrojar piedras o defender sus hogares.
También para los Israelíes ha sido muy difícil. Por ejemplo, ante la reforma judicial de la Knéset del parlamento israelí aprobada recientemente pudimos presenciar miles de manifestantes que salían a protestar cada semana, entre ellos jóvenes, médicos, soldados, reservistas, entre otros, que demandaban democracia y que están en desacuerdo con el rumbo y forma que el gobierno Israelí está tomando. Este año me impactó el caso de dos amigas Israelíes que han decidido salir del país contándonos que las medidas tomadas por el gobierno van en contra de sus principios y valores. Además que por su lucha, la lucha que ellas estaban haciendo aquí, una lucha por los derechos humanos, se han ganado algunos enemigos y su integridad se ha visto amenazada.
Desde hace algunos meses atrás comentábamos que la situación nos parecía como una olla de alta presión y que en algún momento iba a estallar. También se comenzaba a ver una escalada de agresiones a los cristianos por parte de judíos ortodoxos. Actos vandálicos en iglesias, agresiones a sacerdotes y consagradas, escupitajos, entre otras muestras.
Y en medio de los conflictos y agresiones físicas y digitales hay un llamado muy fuerte a ser fermento de paz, levadura de esperanza. Los Cristianos en Tierra Santa sentimos la necesidad de mantener los ojos firmes en Jesús que nos enseña el rostro de Dios que es amor, de tal forma que el corazón no se deje polarizar ni endurecer con juicios de valor que sólo aumentan la violencia. Pero sí a buscar la justicia y el amor porque no hay paz sin justicia, a buscar en Jesús el modelo de vida.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
¿Cuál es la solución para este conflicto? Yo no lo sé, es muy complicado. Sólo sé que todo ser humano merece la paz, es un don de Dios. La paz se necesita en todo el mundo, pero la paz se construye desde todo el mundo, desde cada rinconcito de él, desde cada corazón que vive y siembra paz ahí en su realidad, en su ambiente y en su trabajo, entre su gente. Así que… ¡vamos! Tú que me escuchas… ¡hay mucho por hacer! Ahí está también nuestra oración hecha obras por Israel-Palestina como por Rusia, Ucrania, Noruega, Afganistán, Congo, Sudán, Siria…y tantos más de los cuales no nos olvidamos. Venga! A construir paz…EUNTES!
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Gracias, Hna Lorena, x esta descripción q conmueve y entonces llama a actuar, desde donde uno esté