Conflicto Israel-Palestina: una mirada desde la fe

por | Oct 23, 2023

Imagen de hosny salah en Pixabay
Es Octubre, 17, y la guerra continúa. Han pasado ya once días y el conflicto y las tensiones siguen y escalan. Mucho de lo que escuchamos en los medios son misiles, amenazas, desplazados, gente desaparecida, cifras impresionantes de muertos e infinidad de personas que hoy lloran la pérdida de sus seres queridos. Hay heridas donde ya había heridas y traumas anteriores

Nuestros vecinos y la gente de la parroquia, palestinos cristianos que viven aquí en Betfagé, comentan su temor, cómo las agresiones y segregación se han incrementado y la incertidumbre de qué pasará hace mella en las familias. Todo esto sin excluir la polarización en las redes sociales, la agresividad, juicios y extremismos que vemos en los comentarios de la gente.

Otra cosa que también me sorprende y sacude es la cantidad de gente que vive aquí, no sólo judíos, sino extranjeros que desconocen el drama y los desafíos cotidianos que vive la gente des hace décadas, no desde este sábado que pasó. No obstante se percibe también un fuerte deseo y añoranza de paz. Es mayoría la gente que desea paz y coexistencia en medio de estas dos naciones.

La gente está asustada y también está muy triste. A pesar de las hostilidades entre estos dos países, bueno, a uno de ellos no lo podemos llamar como tal porque ha sido reconocido como país y a pesar de lo complicado de la situación, son muchos, somos muchos los que creen en la paz, los que están trabajando por ella y creando puentes, situaciones y momentos de encuentro, de sanación, de fraternidad y reconciliación, de conocimiento mutuo. Cosas que un muro no puede lograr.

 

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Bueno pues la tristeza viene de al percibir cómo con esta guerra pareciera que los pasos logrados en pro de la paz o, al menos, la coexistencia, han retrocedido. Así lo mencionan o lo dejan entrever amigos judíos, musulmanes y cristianos en sus mensajes de WhatsApp y llamadas. Hay verdaderamente hambre y sed de justicia, hay trabajo por la paz que se ha hecho y se ha dejado camino así que no todo está perdido. Y a pesar de la tristeza yo pienso desde los ojos del evangelio cuando los veo, cuando los pienso “bienaventurados son todos ellos que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt. 5, 9).

Definitivamente el 2023 es un año sumamente difícil para ambos pueblos. Antes del sábado 7 de Octubre, el 2023 se contaba como el año que más muertes de palestinos había cobrado, no sólo por las fuerzas de defensa de Israel, sino también por civiles Israelíes que viven en los asentamientos ilegales de Palestina Ocupada, también conocida como West Bank, y que violentan a palestinos con armas, piedras o queman sus viviendas y destruyen sus pertenencias. Niños, madres, jóvenes, reporteros se cuentan entre los asesinados. Despojo de familias enteras de sus casas y ocupación ilegal de la tierra. Menores y adultos en prisión y sin juicio, muchos de ellos por arrojar piedras o defender sus hogares.

También para los Israelíes ha sido muy difícil. Por ejemplo, ante la reforma judicial de la Knéset del parlamento israelí aprobada recientemente pudimos presenciar miles de manifestantes que salían a protestar cada semana, entre ellos jóvenes, médicos, soldados, reservistas, entre otros, que demandaban democracia y que están en desacuerdo con el rumbo y forma que el gobierno Israelí está tomando. Este año me impactó el caso de dos amigas Israelíes que han decidido salir del país contándonos que las medidas tomadas por el gobierno van en contra de sus principios y valores. Además que por su lucha, la lucha que ellas estaban haciendo aquí, una lucha por los derechos humanos, se han ganado algunos enemigos y su integridad se ha visto amenazada.

Desde hace algunos meses atrás comentábamos que la situación nos parecía como una olla de alta presión y que en algún momento iba a estallar. También se comenzaba a ver una escalada de agresiones a los cristianos por parte de judíos ortodoxos. Actos vandálicos en iglesias, agresiones a sacerdotes y consagradas, escupitajos, entre otras muestras.

Y en medio de los conflictos y agresiones físicas y digitales hay un llamado muy fuerte a ser fermento de paz, levadura de esperanza. Los Cristianos en Tierra Santa sentimos la necesidad de mantener los ojos firmes en Jesús que nos enseña el rostro de Dios que es amor, de tal forma que el corazón no se deje polarizar ni endurecer con juicios de valor que sólo aumentan la violencia. Pero sí a buscar la justicia y el amor porque no hay paz sin justicia, a buscar en Jesús el modelo de vida.

 

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Se respira también una bella cercanía en el espíritu con tanta gente que ora por la paz, una paz que le llaman shalom, salam, peace, pace, paix…y tantos nombres más. En mi oración hay dos imágenes que me acompañan mucho, muy de cerca estos días. Una es en relación al evangelio de Juan, Cap. 20. Veo a Jesús entrando, aún a puertas cerradas. Está en medio de nosotros y nos reitera su paz. Sus llagas no se dejan esconder, no, como tampoco su envío y su soplo que llena de su Espíritu Santo. La otra imagen es con relación al corazón de Dios. Por supuesto no lo puedo ni pretendo abarcar, pero en mis momentos de oración siento mucha nostalgia y a la vez consuelo. Nostalgia porque un corazón que ama con tanta fuerza y pureza, porque así es su naturaleza, Dios es amor, con esa misma fuerza debe ser su dolor al ver sus hijos causándose tanto mal. Pensar en el amor-dolor de Dios Padre me saca lágrimas y me estremece el corazón. También siento consuelo porque con esa misma inmensidad e intensidad es su misericordia. Somos suyos, estamos en sus manos y no nos abandona.

¿Cuál es la solución para este conflicto? Yo no lo sé, es muy complicado. Sólo sé que todo ser humano merece la paz, es un don de Dios. La paz se necesita en todo el mundo, pero la paz se construye desde todo el mundo, desde cada rinconcito de él, desde cada corazón que vive y siembra paz ahí en su realidad, en su ambiente y en su trabajo, entre su gente. Así que… ¡vamos! Tú que me escuchas… ¡hay mucho por hacer! Ahí está también nuestra oración hecha obras por Israel-Palestina como por Rusia, Ucrania, Noruega, Afganistán, Congo, Sudán, Siria…y tantos más de los cuales no nos olvidamos. Venga! A construir paz…EUNTES!

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1 Comentario

  1. Maria Alejandra Nogueira

    Gracias, Hna Lorena, x esta descripción q conmueve y entonces llama a actuar, desde donde uno esté

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