Nos acercamos a una maravillosa mujer, María Antonia de Paz y Figueroa, también conocida como María Antonia de San José, nacida en 1730 en la localidad argentina de Villa Silípica, en la provincia de Santiago del Estero, en el sur de Tucumán. Los pobres y los indios, cariñosamente la llamaban Mamá Antonia o Madre Antonia. Antula era un derivado de su nombre procedente del quechua, lengua que ella hablaba. El castellano y el quechua se fusionaron y allí se la conoce como Mama Antula.
Desde muy joven y durante 20 años colaboró con los jesuitas en la promoción y organización de los célebres ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. En 1745 se decidió a dedicarse a Dios como laica consagrada y se puso bajo la dirección de los padres Jesuitas en múltiples tareas, especialmente en los ejercicios Espirituales donde aprendió su temática y metodología.
Cuando los Jesuitas fueron expulsados de América en 1767, sintió a los 36 años el llamado y se animó a ser considerada como hija Espiritual de la Compañía de Jesús. Su misión fue llevar a Dios hasta donde no fuese conocido; así recorrió varias provincias, siempre sostenida por la providencia desde Jujuy hasta Córdoba y San Luis. Después viajó a Buenos Aires a pie y desde Santiago del Estero llevando una cruz de madera en las manos. Sostenida por la providencia se refugió en la Iglesia de la Piedad en Buenos Aires.
Durante 20 años se dedicó a hacer conocer a Cristo a través de los Ejercicios Ignacianos. Instruyó a pobres, a indios, a negros, y no hizo acepción de personas: presos, enfermos, mujeres de la calle, a los que les daba de comer.
Fundó una casa de Ejercicios en 1795 en la ciudad de Buenos Aires. Se considera que dio 70.000 Ejercicios Espirituales. El Señor le concedió el don de hacer milagros: multiplicó panes, sanó a varias personas y restituyó vidas. Se le aparecía a varias personas necesitadas.
El 7 de marzo de 1799 a la edad de 69 años falleció en Buenos Aires y fue declarada beata el 27 de agosto de 2016 por el Papa Francisco. Los restos de la Beata santiagueña descansan en un altar dentro de la Basílica Nuestra Señora de la Piedad.
Se dieron dos milagros y Mama Antula será considerada la primera santa argentina y también por mantener viva la obra de los Padres Jesuitas a través de los ejercicios Ignacianos. Se realizará la ceremonia el día 11 febrero del 2024, pues así lo dispuso el Santo Padre Francisco.
A esta gran mujer va dedicada la siguiente poesía, con deseos de poner música y poder convertirla en un canto de acción de gracias por su vida y su obra.
Mujer valiente, llama encendida,
llevando a Jesús, vivió con especial unción,
corazón Ardiente…
Llena de Dios.
Levantando el estandarte de la Cruz de nuestro Señor,
elevando oraciones en noches oscuras y el calor abrasador,
compañera de camino, recordando a sus Santos Amigos…
Llena de Dios.
Junto a los juncos, florecillas silvestres,
desiertos y estepas,
predicando los ejercicios y al Verbo encarnado…
Llena de Dios.
Como solía decir ella,
el Amable Jesús es quien me conduce y permite estos pasos,
su Fe inquebrantable y tangible,
su figura despedía destellos de paz,
consuelo y sabiduría…
Llena de Dios.
Sensible y humilde, recorriendo lugares,
repartiendo vida, mirada profunda,
desplegando, caricias, ternura y Amor…
Llena de Dios.
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