Mas, ¿cómo hacemos eso? ¿Cómo podemos “predicar”? No hace falta tener grandes conferencias o viajar al otro lado del mundo para llegar al corazón de una persona. Lo que de verdad llega al corazón de los demás son los pequeños actos; esos detalles de amor y servicio hacia los demás, esas palabras cariñosas o poco ordinarias que influyen en las vidas de otros. Al final, vivir como cristiano es evangelizar; ya que, si escuchas la palabra de Dios y la practicas en tu vida, acabas transmitiendola a los demás a través de tus actos cotidianos.

Jesús quiere entrar a nuestras vidas. A las de todos. Quiere que nos salvemos y ayudemos a muchos a salvarse. Si nosotros le abrimos la puerta de nuestro corazón, Él nos ayudará a abrírsela a más personas. Y si nuestra propia vida es ejemplo de la doctrina cristiana, eso mismo es lo que llevará a los demás a conocer a Dios.
Una vez escuché una historia sobre cómo aquellos que conocen y viven el Evangelio serían esas personas que, durante el Titanic, sobrevivieron en los barcos; mientras que los que están alejados de Dios serían los que están en el océano. Ahora bien, ¿qué crees que haría Jesús si estuviera en uno de los barcos? ¿Se quedaría sano y salvo con los demás? ¿O intentaría subir a más personas?
Dios te invita a compartir su mensaje
Todos estamos llamados a promover el Reino de Dios, a compartir su mensaje con los demás. ¿Cómo compartes un mensaje de amor? Actuando conforme al amor. ¿Cómo compartes la palabra de Dios? Viviéndola y aprendiendo de ella. Cristo envía a la Iglesia a anunciar que todos podemos llegar al Reino de los Cielos. Evangelizar es dar ese anuncio, esa invitación. Y podemos empezar con aquellas personas cercanas; con aquel amigo, compañero, hijo, hermano, club, etc. Algunos tal vez piensen que una persona no puede hacer la diferencia, pero ¿que no era Jesús solo una persona con doce discípulos?

Tienes en tus manos la oportunidad de ser mensajero del mejor amigo que existe; tienes la oportunidad de compartir la noticia más grande. No necesitas un gran megáfono, corre la voz y ya verás cómo se difunde. Empieza con acciones pequeñas.
Cada día, Dios te invita a compartir su mensaje; a invitar a otros al cristianismo. Y con un mensaje de texto, una historia de Instagram, una carta, una sonrisa, una oración, puedes transmitir su Palabra. ¿Quieres llegar más lejos? Invita a una sola persona a Misa y tal vez esa invitación pueda cambiar algo en su vida.
“No hay mejor forma de evangelizar que con tu testimonio de vida”.
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