¡Una nueva Navidad!

por | Dic 27, 2021

Recuerdo el año pasado en el que, por primera vez vivía un “Christmas Challenge”… y de repente: me vi envuelta de una “nueva familia” situada en muchos lugares del planeta, con gente que no conocía pero que de alguna manera ya eran parte de mi! No es lo mismo saber que en el mundo se celebra también la Navidad como VIVIR CON el mundo la Navidad.

Ver la cara de cada uno en sus lugares de origen, con sus comidas especiales, y sus celebraciones particulares, que de un momento a otro se vuelven celebraciones universales, me permitieron estar consciente de que el “lugar de origen” de cada uno, no es otro sino ¡el portal de Belén!

Ahí donde el amor se palpa, donde la fraternidad se hace vida, donde los más pobres son los más generosos, donde los más solos son los que más acompañan, donde la obscuridad se hace luz y donde el silencio se vuelve canto que alegra los corazones.

Hace unos meses, en Challenge internacional tuve la oportunidad de vivir junto con otros peregrinos los “Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola” y en una de las experiencias que tuvimos, nos situamos vívidamente en el Nacimiento de Jesús. No puedo olvidar la experiencia sensorial que tuve al imaginarme estar justo en el momento del nacimiento, aquí comparto algo de lo que escribí en ese momento:

Una nueva Navidad

“En este espacio de oración, me ha encantado estar presente contigo mi niño Jesús, desde la salida de Galilea. Estar junto a tu papá José y ayudarlo a preparar las cosas para este viaje largo, pesado y difícil. Está preocupado. Pero intenta que “no se le note” ¡María ya esta a punto de tenerte! Fue hermoso poder ayudarla a subir a la mulita.

 

María se ve cansada, pero como siempre, su alegría no deja de estar. ¡Hasta hace bromas que nos hacen reír mucho a José y a mi! Durante el camino nos hemos encontrado con muchos pastores. Hace mucho frío. Y ellos nos han permitido estar junto a su fogata y aunque tienen poco, nos han compartido de su comida caliente. Muy tiernos todos dicen a María: “acércate niña, necesitas tener calorcito” ¡cuánta ternura despierta María!

 

Hemos caminado por muchos días. ¡María está que ya no puede con su barriga! ¡Sabe que el niño ya quiere salir! Sin embargo, no dice nada. Solo mira a José con un amor desbordante y espera con mucha paciencia.

Llegando a Belén, he ido a tocar de puerta en puerta para encontrar hospedaje. José ha hecho lo mismo. No ha habido nada…pero ha aceptado que entremos a un corral para dormir. José es muy creativo y es muy activo y brota tanto amor de él por María que le ha preparado una “habitación” digna de una Reina! Bueno… lo más digno posible en el lugar en el que estamos.

 

José sabe que María es una Reina. La más grande y hermosa de todas. Así que con la paja y algunos pedazos de madera que ha encontrando, ha preparado una cama para ella y una pequeña y linda cuna para el bebé que ha de llegar. Le ha puesto mucha paja para que no sienta frío y esté “pachoncito” el “colchón” improvisado.

 

Yo le he puesto a la cama de María, una manta que llevaba. Ella se da cuenta de todo lo que uno hace… hasta lo pequeño. Y muy agradecida me ha dicho que “es la cama más cómoda y con la manta más calientita que ha tenido”. Me saca una sonrisa y una lágrima… es tan delicada María con cada uno de nosotros…

 

Al lado de la cama de María hay un buey. Un animal ENORME! Estar cerca de él me da un poco de miedo… bueno, mucho…. No se le vaya a ocurrir alborotarse y levantarse del lugar… bufa muy fuerte y su olor es penetraaaante!!! En fin, hasta el momento no hace nada… hasta pudiera asegurar que se siente contento de que estemos ahí. Hemos dormido un poco. José nos ha dicho que es importante que descansemos lo que podamos, pues mañana será un día pesado. Sin embargo, ya caída la noche, María ha comenzado a tener contracciones!

 

Yo he salido “como rayo en tormenta” a tocar puertas, pidiendo ayuda de las mujeres, avisando que está a punto de nacer un bebé. En algunas casas me han dado trapos, cobijitas, y hasta ropita de bebé que ya no usan. También una mujer me ha dado una bandeja grande con agua tibia. El recipiente es incómodo porque no es profundo y se me cae el agua, pero ahí voy, fijándome bien por dónde piso para no caerme y tirar el líquido tan preciado. Cuando llego al portal, veo que José ya ha conseguido a una partera. ¡Wow! ¡Este hombre sí que es efectivo!

Una nueva Navidad

Él está del lado derecho de María, le habla a María, toma su mano y le da seguridad y ánimos en cada pujido. Yo he colocado la vasija con agua y los trapos que conseguí al lado de la partera y he mojado algunos trapos para limpiar la frente de María y darle un poco de frescor. Estoy hincada del lado izquierdo de María… justo adelante del buey… sus cuernos están casi rozándome las asentaderas…siento miedo, pero, gracias a Dios, el animal sigue tranquilo…mira a María y guarda silencio… ha dejado de bufar… pareciera que sabe lo que está ocurriendo. Eso también me calma a mí.

 

En eso la partera me ha llamado para que la ayude… ¡para que la ayude!
No tengo ni idea de qué hacer pero a ella no le importa, me trata como si fuera “su enfermera experta” y bueno, con sus indicaciones tan firmes y tan claras, yo voy haciendo lo que me dice y hasta me voy sintiendo esa “enfermera experta”. La partera dice a María: “¡puja!, ¡ahí viene!, ¡puja otra vez!” María hace todo su esfuerzo. José suda como si estuviera él también pariendo. ¡Todos sudamos! Como “enfermera experta” me acabo de acordar que los niños salen con una tripa unida a la mamá! El famoso “cordón umbilical”! Necesitamos algo para cortarlo y atarlo cuando salga el bebé.

AsÍ que he empezado a hacer tiras con una sábana raída que, gracias a eso, se puede cortar más fácil. He hecho varias tiras. No sé cuántas se necesiten. En eso, ¡fum! Sale una cabecita y después todo un cuerpecito. Un llanto fuerte. Un niñito
hermoso ha nacido!

 

María trataba de ver a su hijito y sonreía. José no sabía si dejar la mano de María o ir a cargar a su bebé. En eso la partera me pasa al niño, lo cargo y de un “¡uy qué hermoso!” pasé a un “¡agg! Qué pegajoso!” Todo pasa rápido. En el mismo momento experimento la mayor ternura que hubiese sentido. Y el sentido del AMOR y la VIDA toma toda la razón de mi existencia. Tengo en mis manos a la VIDA PLENA!!!

 

La partera dice que lo limpie y ella le llama a José y le dice: ”¡ Ey! Tú, papá, ¡toma a tu hijo!” El pobre tampoco sabe qué hacer. No sabe cómo cargarlo y no por tonto, es que está tan emocionado que las lágrimas no le dejan ver bien. El niño se mueve “mucho”. Se lo he acomodado en sus brazos. Y ahora lo besa y llora, lo vuelve a ver y llora, lo vuelve a besar y llora. María con toda la paciencia y ternura y simpatía que la caracterizan le dice a José: “¿me lo dejas ver?” ¡Entonces todos nos reímos y lloramos! José le da el niño a María.

 

Hay que ver cómo brota el amor en María, qué delicadeza, qué caricias tan tiernas, qué mirada tan profunda, tan brillante, tan agradecida. María SABE a quién está cargando y glorifica a Dios por la Gracia que ha hecho en ella. De repente, el “momento encantador” que estamos viviendo, “se rompe” cuando la partera aplaude y me grita: “¡saca todos estos trapos! ¡Tiene que estar muy limpio todo!” Hasta el buey despertó de su “encantamiento”. Volvió a bufar y yo tomé todo rápidamente.
José acomodó a la mulita que por mucho tiempo nadie le había hecho caso pero que también estaba extasiada con el acontecimiento. Le puso agua y le dio un poco de paja para comer. La pobre también ha tenido días pesados.

 

María ha arropado al bebé con las mantas que nos regalaron y la partera le está “enseñando” a alimentar a su bebé. Me han regalado más agua limpia. Y estoy lavando las sábanas que se han ensangrentado por el parto… En este momento me doy cuenta que es la sangre de la Virgen que ha dado vida a nuestro Dios encarnado. ¡Qué privilegio tengo! Ahora estoy como José que no dejo de llorar…pero bueno no puedo quedarme en esto. Aprenderé a María a guardar todas estas cosas en mi corazón.

Una nueva Navidad

Voy de regreso al portal, llevando más agua limpia. Ahora sí vamos a descansar… ¿Sí vamos a descansar? ¡Hay un montón de gente afuera del portal! Y ¡también está lleno de luz…¿luz? ¿En la noche, luz como de día? ¡Son las estrellas que dan esa luz! ¡Y hay ángeles! ¿Ángeles? ¡Ay! ¡Yo creo que ya estoy muy cansada! ¡Pero no!, bueno sí, sí estoy muy cansada pero en realidad ¡sí hay ángeles! ¡Y cantan muy fuerte! ¡Lindo! Pero ¡fuerte! Y ¡Hay gente por todos lados!

 

“Con permiso, con permiso…me abro paso para llegar a María, José y el niño. En mi “camino” hacia ellos, la gente como puede, me va “colgando” regalitos para el niño y para los esposos: pan, queso, leche, ropa, mantas, lo que tienen me lo dan. ¡No sé cómo agradecer tanto! tampoco sé ya cómo guardar el equilibrio con el agua y con tantas cosas que me llevo.

 

Ya llegué con la familia. María y José se rieron con una alegría que brota desde el corazón y también con una risa “burlona” porque yo parezco árbol con tantas cosas colgando de mis brazos, de mi cabeza, de mis manos…¡ah! Creo que de esta experiencia puede surgir la tradición de poner arbolitos llenos de cosas junto a un recuerdo de este nacimiento… y bueno… ¡es que esta fecha será memorable eternamente! En fin…ya el tiempo dirá cómo lo recordarán… pero podría ser “nacimiento y el arbolito de Navidad”… es buena idea.

María ya está muy cansada. Me ha dado al niño para acostarlo. ¡Tengo a Dios en mis brazos! ¡Y Él me tiene en las suyas para siempre siempre siempre! Han sido muchas emociones, mucha actividad, mucha tensión, mucho gozo, mucha paz. Hemos recibido a un niño que desde cargarlo, huele a ternura, a fragilidad y al mismo tiempo a fortaleza, a dulzura, a amor. Su vida transmite vida, ¡VIDA EN ABUNDANCIA!

 

Y ha nacido de esa niña hermosa, de esa niña pequeña y tan grande, tan frágil y tan fuerte, tan joven y tan madura y además, tan alegre, tan profunda! Se ha quedado dormida. La tapo con cuidado y le beso en la frente. Ya he acomodado al niño en las mantas que nos han regalado. Jajaja que “nos” han… José también se está quedando dormido, ¡encima de su bastón!. ¡Parece gallina en palo! Si sigue así, se va a caer. Mejor lo despierto cuidadosamente para que se recueste y descanse. Dice que tiene que cuidarlos, que no se puede dormir. Le he dicho que para eso me habían pedido que los acompañara… ¡para cuidar a los tres!

 

Le he dado un beso y le he dicho que desde ya está mostrando el excelente papá que es… además de ser ¡muy guapo! Me ha sonreído y se ha quedado dormido. Ahora estoy sentada en la orilla del portal. Afuera hace mucho frío pero el calor de la nueva familia opaca cualquier frío. De pronto me he acordado de que la mulita la habíamos sacado por tanta gente que había
aquí. Así que me he dispuesto a meterla al portal. Veo qué hay suficiente comida para varios días. Agradezco profundamente la generosidad de la gente.

 

En mi país, cuando un niño nace, se dice que “trae torta bajo el brazo” pues llega con miles de bendiciones para su familia. Este niñito que nos ha nacido hoy, no ha traído torta bajo el brazo, ¡ha traído miles de manjares deliciosos! Ha traído paz, justicia, generosidad, fraternidad, servicio, entrega, alegría, amor. Y lo mejor de todo, es que estos manjares son eternos! La mulita ya está dormida. El buey no bufa, pero sigue mirando lo que ha sucedido hoy en este lugar.

 

La hermosa familia duerme tranquila ¿y yo? Yo gozo del calor más abrazador, tierno y seguro. ¡Dios nos ha nacido hoy!”

Al leer lo que les he compartido, vuelvo a llorar de alegría. Imaginarme ahí ha cimbrado mi corazón de emoción y tal hecho me confirma que la Navidad, no es un recuerdo, es experiencia actual y viva.
Dios nace hoy, como ayer, y para siempre!
¡Feliz Navidad familia Challenge!
¡Feliz Navidad mundo entero!

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