Autora: Hna. Lorena 

“El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza, para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra”. (Hch 1,8)

Hemos celebrado como Iglesia el Domingo Mundial de las Misiones DOMUND 2022. En este marco, quiero compartir una resonancia personal sobre el mensaje del Papa Francisco en la Jornada Mundial de las Misiones. Ésta gira en torno a la cita bíblica de los Hechos de los Apóstoles y donde está la base de su mensaje: “El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra”.

Son palabras que Jesús después de su resurrección dirigió a sus discípulos, en clima de despedida (previo a su ascensión) así como en clima de exhortación hace más de 2000 años. Y que nos las sigue repitiendo fuerte y claro a nosotros en la actualidad. Seamos sus testigos, por la fuerza de su Espíritu Santo, en salida, en movimiento, en todo lugar.

Nos invita primero a SER sus testigos. No está hablando de dar testimonio, hacer obras, realizar actos,… que desde luego es importante. Primero, ser sus testigos. Se trata de haber experimentado en primera persona a Jesús. Es identidad, estilo de vida, forma de relacionarse, de ver la realidad, actuar, orar. A los discípulos Jesús les pide vivir su vida en clave de misión…. ¡y a mí y a ti también!

Claro que a veces el corazón se agita al sentir la tentación del “hacer”, “cambiar”, “sanar”, “ayudar”, de no saber si lo que se hace es lo mejor, de ver el desafío de nuestra presencia en las realidades que nos encontramos, los conflictos y enfrentamientos cotidianos,… Y uno termina no sabiendo qué hacer… Sin embargo, la clave es SER.

Soy Misionera Comboniana y vivo en Jerusalén desde hace 6 meses. En este tiempo día a día vivo la misión viendo, escuchando, conociendo la realidad del pueblo al que Dios me envía. Mi SER misionera hoy me lleva a sentir con el otro: la frustración, deseo de paz, amor, duelo, lucha por la tierra, amor por Jerusalén, valores, sueños, anhelos, dolor, miedo, impotencia, interculturalidad e interreligiosidad. Ser su testigo es vivir y revivir en mis entrañas la paz que Jesús resucitado suscita en mí e intentar compartir con el otro esa paz. Portar conmigo el Don reconciliador de Dios: Shalom, Salam, Paz. Todo en una vasija de barro pequeña, frágil y agrietada que es mi humanidad, pero cargando el tesoro precioso de Dios.

¿Y tú?, ¿cómo y en dónde vives tu vida en clave de misión?

¡Feliz día mundial de las misiones para todos los bautizados!

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