Adviento 2021 nos encuentra inmersos en el segundo año de pandemia; más suave, menos cruel quizá esta versión atravesada por las vacunas pero también por nuevas cepas.
El año pasado, Christmas Family Challenge fue un recurso óptimo que me permitió intercambiar pareceres y emociones con habitantes de diferentes países y continentes; seres que sufrían, se inquietaban y buscaban la suprema Verdad –el Señor- igual que yo. El pesebre y sus personajes, el calor de María y José y la certeza del Dios hecho hombre nos fortaleció.
En esta ocasión deseo basar el comentario sobre dos textos que me acompañan hace tiempo; releyéndolos elaboro el balance de finde y me contemplo más objetivamente mientras espero la fiesta de Dios naciendo hombre por amor a nosotros y me dispongo esperanzada al año por venir.
Uno pertenece al fraile benedictino Mamerto Menapace, oportunamente abad del Monasterio Santa María, en Los Toldos, Rep.Argentina. Su reflexión se encuentra en la red como “Mi percepción a medida que envejezco…”
El otro proviene de la mano de Antonio Gala, escritor español de amplia trayectoria en la literatura. Célebres son las “Charlas con Troylo”, entre las que figura el texto al que me refiero: “Las doce uvas”.
Mamerto asevera que en esta vida vinimos a tres cosas: a amar, a dejar huella y a ser felices. Y cada año que concluye es la posibilidad de recordar cómo lo hicimos o qué circunstancias nos lo impidieron.
El monje de Los Toldos entiende que tres factores obran a favor o en contra – si no se cumplen- de un año rico en crecimiento espiritual:
- Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento
- Valorar la libertad como una forma de vencerse uno mismo, entendiendo que ser libre no es hacer lo que se quiere
- Cultivar el desarrollo de la fuerza de voluntad
¿Cómo me/nos fue este año con los tres puntos? Sigamos el pensamiento de Menapace:
- Si tuvimos trabajo, ¿lo vivimos como una dignificación del espíritu?
- Cuando nos cansamos, ¿lo vivimos como algo negativo o como un privilegio porque estábamos entregando lo mejor de nosotros mismos?
- ¿Ejercimos la libertad haciendo lo que debíamos con placer, felizmente agotados?
- ¿Pudimos esperar, postergando gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores?
Y nos aconseja intentar crecer en lo espiritual, dosificar la tecnología dando paso a la conversación y valorar la intimidad, el calor dentro de nuestras familias. Claro que todo esto no nos eximirá de problemas pero variará la actitud para enfrentarlos.
La dupla Gala/ Troylo nos dio conmovedores instantes de lectura. En Las doce uvas se pondera el valor de los recuerdos y se imaginan ellos mismos, en un futuro ya fallecidos, quedando en la memoria de los seres queridos. Afirma A.Gala:
“Vivir en los demás…es la única inmortalidad de la que estoy seguro”.
Y nosotros, los cristianos, que sí creemos en la inmortalidad del alma, ¿cómo hemos afrontado en 2021 las pérdidas humanas por COVID, erupciones, inundaciones, etc.? ¿Cómo recordamos a los queridos amigos y familiares que partieron? Y cómo actuamos, cómo nos acercamos al prójimo para que nos recuerde como personas de fe y de bien una vez que nos hayamos ido.
En fin…queridos peregrinos Challengers, regalémonos, al iniciar el adviento:
“Alegrías, que cuando se comparten, se agrandan…Tal vez, lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro”.
M.A.N.
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