Ha Resucitado Cristo, mi Esperanza

por | Abr 17, 2022

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

Cada Domingo de Pascua cantamos el Salmo 117:

Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos todos en él. Aleluia.

Cantar esta antífona entre la lectura de los Hechos de los Apóstoles y la Epístola (Carta) del Apóstol San Pablo a los cristianos de Colosas nos habla de lo grandioso de este día. Pero algo particular sucede en la Liturgia de la Palabra del Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección pues entre estas lecturas y la proclamación del Evangelio la comunidad se pone de pie para escuchar o cantar la SECUENCIA PASCUAL. Un antiguo himno, una composición poética que se lee o canta con la asamblea reunida en este día que celebramos la Resurrección del Señor y que también podemos escuchar durante la Octava de Pascua. No hay que confundir esta composición poética con el Pregón Pascual que se canta en la Vigilia Pascual a los pies del Cirio Pascual, signo de Cristo Resucitado.

dominica resurrectionis

La Secuencia Pascual recoge los sucesos de este Domingo de Gloria. La tradición nos dice que fue compuesta allá por mediados del año 1000 y que el Concilio de Trento (un concilio ecuménico que tuvo lugar entre los años 1545 y 1563) ya la incluye junto a otras secuencias a cantarse en diferentes fechas del calendario litúrgico.

¿Por qué te ofrezco estos datos? Porque como dice la Sacrosanctum Concilium (Sacrosanto Concilio”) “la liturgia es cumbre y fuente de la vida eclesial”.  Este documento es una de las constituciones conciliares surgidas en el seno del Concilio Vaticano II. Emociona el sólo pensar que el Domingo de Pascua las comunidades cristianas del mundo se unen en el rezo cantado o en la oración leída de esta secuencia trasponiendo las fronteras y traspasando las barreras idiomáticas. La liturgia nos une en oración, en alabanza, en comunión. En lo personal, las celebraciones litúrgicas me permiten rezar en comunión. Es una experiencia religiosa profunda, bendecida. Es un canal de la Gracia.

Antes de continuar con esta reflexión te invito a recorrer la Secuencia Pascual y a que te detengas de modo especial en la tercera y cuarta estrofa. Que hagas el ejercicio de escuchar la voz, emocionada y exultante, de María Magdalena. La primera testigo de la Resurrección. La que vio al Resucitado. La que lo escuchó y, una vez más, hizo lo que el Ángel del Señor y hasta el mismo Señor Resucitado pedían al llevar la noticia a los discípulos.

Cristianos,
ofrezcamos al Cordero pascual
nuestro sacrificio de alabanza.
El Cordero ha redimido a las ovejas:
Cristo, el inocente,
reconcilió a los pecadores con el Padre.

La muerte y la vida se enfrentaron
en un duelo admirable:
el Rey de la vida estuvo muerto,
y ahora vive.

Dinos, María Magdalena,
¿qué viste en el camino?
He visto el sepulcro del Cristo viviente
y la gloria del Señor resucitado.

He visto a los ángeles,
testigos del milagro,
he visto el sudario y las vestiduras.
Ha resucitado Cristo, mi esperanza,
y precederá a los discípulos en Galilea.

Sabemos que Cristo resucitó realmente;

tú, Rey victorioso,
ten piedad de nosotros.

Leer la Secuencia Pascual a la luz de los relatos evangélicos nos harán comprender muchos sucesos y actitudes del momento. Mi escrito de hoy, es casi, una propuesta orante. Nosotros también tendremos nuestra Pascua. Ninguna vida, ninguna muerte, ninguna cruz, alcanzan su verdadero sentido si nos quedamos en la Cruz de la Gólgota y no avanzamos hacia ese sepulcro vacío donde todo alcanza su sentido único y verdadero. Es por eso que te ofrezco los pasajes de los cuatro Evangelios que narran la mañana de ese tercer día. Y luego de haberte detenido en cada frase, en cada palabra, en cada actitud, vuelvas a leer la Secuencia Pascual iluminada por la gloriosa luz del Resucitado.

Evangelio

Evangelio según San Mateo Capítulo 28

1 Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro.

2 De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella.

3 Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve.

4 Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.

5 El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.

6 No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba,

7 y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que decirles».

8 Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos.

9 De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él.

Evangelio según San Marcos Capítulo 16

1 Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús.

2 A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro.

3 Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?»

4 Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.

5 Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas.

6 pero él les dijo: «No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto.

7 Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho».

8 Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.

9 Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.

10 Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.

11 Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Evangelio

Evangelio según San Lucas Capítulo 24

1 El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado.

2 Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro

3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

4 Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes.

5 Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

6 No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea:

7 «Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día».

8 Y las mujeres recordaron sus palabras.

9 Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás.

10 Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles,

11 pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.

Evangelio según San Juan Capítulo 20

1 El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.

2 Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

3 Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.

4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.

5 Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.

6 Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo,

7 y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.

8 Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.

9 Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

10 Los discípulos regresaron entonces a su casa.

11 María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro

12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.

13 Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».

14 Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.

15 Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».

16 Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».

17 Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».

18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Llegue a todos nosotros la voz exultante de la Iglesia, con las palabras de la antigua secuencia de Pascua: «Ha resucitado Cristomi esperanza». Es el mensaje de María Magdalena, la primera mujer, la primera discípula en encontrar a Jesús resucitado en el alba de la mañana de Resurrección. Y que nuestras voces sean, hoy en nuestro siglo, las que anuncien la presencia de El Resucitado entre nosotros.

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