Después de tantos meses de pandemia nos hemos dado cuenta del valor de los abrazos, de los besos, de la presencia cercana, de charlar tomando un café o un mate, de mirarse a los ojos… Pero también hemos caído en la cuenta de una pandemia más peligrosa que el coronavirus: la soledad que, por cierto, ya llevaba varias décadas con nosotros. Lo que ocurre es que morir en la soledad de una habitación sin los seres queridos ha sido un aldabonazo a nuestras conciencias, enterrar a nuestros muertos entre prohibiciones de presencialidad ha herido nuestra sensibilidad que parecía estar ya acostumbrad a casi todo. ¡Qué hermoso es tener personas al lado que acompañan nuestros pasos en la vida, los más complicados y los más felices!
Y este acompañamiento se hace igualmente necesario cuando transitamos los laberintos del corazón, los rincones del alma. Si nos equivocamos con el GPS del móvil cuando deseamos llegar a un destino físico, ¿os imagináis qué nos suele ocurrir cuando deseamos dar pasos firmes en nuestro crecimiento espiritual?
Pues bien, Challenge Internacional nos propone un acompañamiento cercano, discreto y profundo durante las peregrinaciones virtuales que nos permite vivirlas con mayor hondura y consciencia. Sin embargo, a veces hay dudas que podemos aclarar ahora:
¿Cuál es la labor del acompañante?
De vez en cuando aparecerá en tu caminar cotidiano por medio de un correo electrónico preguntándote cómo va tu caminar. El peregrino contestaría con libertad hasta donde desee compartir. Y el acompañante, después de un tiempo, podrá hacer alguna resonancia de lo compartido, pero sobre todo animar al peregrino a seguir dando pasos firmes hacia la meta.
¿No sería más fácil por Whatsapp?
El acompañamiento personal no lo realizamos por Whatsapp. Sin embargo, los acompañantes que lo deseen preguntarán a sus peregrinos acompañados si desean unirse a un grupo de Whatsapp con el fin de “caminar juntos” por grupos pequeños. El peregrino podrá unirse o no. Es, por tanto, opcional.
¿Y videoconferencias?
Solo a los peregrinos que han pedido acompañamiento les llegará una invitación para unirse a dos o tres videoconferencias a lo largo del Challenge con el fin de conocer a otros peregrinos y compartir cómo les va la experiencia.
¿Y qué ocurre una vez que termina el Challenge?
Pues que la relación de acompañamiento termina pues el peregrino es invitado a seguir adelante con su crecimiento en su cotidianidad.
¿Y cómo se pide este acompañamiento?
En la etapa 2 de cada Challenge se te preguntará si deseas un “amigo peregrino” o acompañante. Basta con que indiques en el momento oportuno que “sí” deseas acompañamiento.
Querido amigo, querida amiga, te animo a que vivas un Challenge con acompañamiento. Es cierto que el acompañante es solo una mediación, pero… ¿acaso no se acerca Dios a cada uno de nosotros empleando medios accesibles y profundamente humanos?
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